El complejo artístico que conecta el pasado con el futuro

Por: Mónica Suárez Ramos
Nota del Editor
Este Blog es una síntesis del artículo del mismo nombre publicado en nuestra Revista Amarilo (Edición 75).
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El Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella, en el barrio La Candelaria, de Bogotá, no solo se pensó como un espacio complementario al emblemático Teatro Colón, sino como un centro de producción de artes vivas que formara a las nuevas generaciones y les permitiera experimentar.
¿Cómo se forjó el complejo artístico más grande y moderno del país?
En el corazón de Bogotá, dentro del barrio histórico de La Candelaria, emerge una estructura que no solo redefine el paisaje urbano, sino que también promete ser el epicentro de una revolución cultural: el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella.
Este complejo, más que una obra arquitectónica, es un puente entre el pasado cultural rico de Colombia y su futuro prometedor, marcado por la innovación y la inclusividad en el arte.
Un Desafío Arquitectónico y Cultural
La concepción del Centro Nacional de las Artes enfrentó desafíos únicos, desde limitaciones físicas y patrimoniales hasta la ambiciosa meta de convertirse en uno de los espacios culturales más grandes y modernos de Colombia.
Con 17.000 metros cuadrados de extensión, el complejo se organiza en tres bloques que albergan una variedad de espacios destinados a la producción artística, la educación y la presentación de obras.
Esta infraestructura es el resultado de un audaz proyecto que necesitó reimaginar su enfoque para entrelazar respetuosamente el legado histórico de La Candelaria con una visión futurista del arte y la cultura.
Así, el Centro Nacional de las Artes no es solo un edificio; es una incubadora de talento y creatividad. Fue concebido como un espacio donde la próxima generación de artistas colombianos podría explorar, experimentar y perfeccionar sus habilidades.
Este enfoque se alinea con la visión de Mariana Garcés, entonces Ministra de Cultura, quien supervisó el proyecto con la idea de complementar y expandir las capacidades del histórico Teatro Colón.
Para lograrlo, participaron 64 firmas de 24 países en un concurso internacional liderado por Sociedad Colombiana de Arquitectos para escoger al diseñador del proyecto.
Finalmente, los arquitectos Diego López y Natalie Montoya propusieron un diseño que equilibraba la funcionalidad con la estética, incorporando desde salas polivalentes hasta áreas de ensayo y talleres, facilitando así una variedad de prácticas artísticas bajo un mismo techo.
Su propuesta incluía una caja negra (blackbox) polifuncional, una sala de presentaciones que complementara al Teatro Colón, un salón para la Orquesta Sinfónica, espacios de ensayo, talleres de escenografías y vestuarios, camerinos, bodegas, zona de circulación técnica, restaurante y demás adecuaciones que exige un centro cultural de primer nivel.
“Trabajamos bajo la premisa de que no estábamos haciendo un teatro sino tres, además de una plazoleta externa que funciona como otra sala abierta al público”, explica López desde Medellín.
El proceso de construcción
La construcción del Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella en Bogotá comenzó en 2014 con grandes desafíos, como la excavación de un profundo agujero y la necesidad de reforzar la cimentación para proteger edificaciones históricas vecinas, lo que incrementó los costos y tiempos del proyecto.
A pesar de estos obstáculos, el proyecto avanzó, incluyendo la rehabilitación de la Casa Liévano para integrarla al complejo, dotándolo de un archivo, tiendas, y oficinas administrativas, aunque enfrentando percances como daños por lluvias y sismos.
La oferta cultural
El Centro Nacional de las Artes se convierte en un vibrante punto de encuentro cultural en Bogotá, colindante con significativos espacios culturales y museos.
Su diseño interior, que incluye una recepción espaciosa, una cafetería, y una escalera escultórica que conecta los pisos, refleja la visión de ser un espacio polivalente y de encuentro. La institución, dirigida por Xiomara Suescún, aspira a fomentar el diálogo y la proximidad cultural.
Dentro del complejo, la Sala Sinfónica y la sala Delia Zapata Olivella se destacan por su diseño y funcionalidad, ofreciendo espacios para ensayos y presentaciones de la Orquesta Sinfónica de Colombia, así como para ópera, circo, y teatro, con tecnología de grabación y una capacidad significativa.
La terraza del edificio ofrece vistas de la zona histórica y es accesible al público general, promoviendo una experiencia cultural inclusiva.
La Sala Experimental Fanny Mikey, ubicada en el sótano, se distingue por su versatilidad como caja negra para artes expandidas, con capacidades ajustables y tecnología avanzada.
Este espacio, junto con el resto del complejo, simboliza la ambición del proyecto de ser un faro de innovación y encuentro cultural, marcando un hito en la infraestructura cultural colombiana y ofreciendo un espacio inclusivo y dinámico para el arte y la comunidad.
Más allá de su contribución al mundo del arte, el Centro Nacional de las Artes se destaca por su compromiso con la inclusión y la diversidad.
La programación del centro abarca una amplia gama de temas, desde la cultura de paz y el medio ambiente hasta el género y la diversidad, reflejando un esfuerzo consciente por promover el diálogo social a través del arte.
Su participación en redes internacionales subraya la intención del centro de ser un referente global en las artes escénicas, facilitando el intercambio de ideas y promoviendo colaboraciones internacionales
Así, este complejo representa un llamado a la comunidad a participar activamente en la cultura, explorando nuevas formas de arte, aprendizaje y expresión. Es una invitación a descubrir cómo la innovación y la tradición pueden coexistir, fomentando un futuro brillante para el arte y la cultura en nuestro país y más allá.
En Amarilo, invitamos a todos a experimentar la magia y la transformación que este centro promete, siendo testigos de cómo el arte puede unir a las comunidades, inspirar a las generaciones futuras y enriquecer nuestras vidas de manera profunda y perdurable.
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